lunes, 23 de febrero de 2009

The city that never sleeps... NEW YORK














Ill make a brand new start of it - in old new york
If I can make it there,
Ill make it anywhere
Its up to you - new york, new york

Como decía el grande Sinatra... la ciudad que nunca duerme. NYC es una metrópoli llena de vida, de millones y millones de vidas, donde negros, amarillos y blancos buscan su armonía y su pequeño sitio. Chinatown, Brooklin, Eastside, Little Italy... todos sus barrios tienen encanto, una animación incesante que te embarga a medida que te vas adentrando y mezclando con todos sus personajes.

Este viaje comenzó haciendo couchsurfing... qué mejor manera de conocer la ciudad. Para aquellos que no lo sepan el couchsurfing es una net donde millones de personas abren las puertas de tu casa para ofrecerte alojamiento. Es una filosofía, la gente te acoje sin pedir nada a cambio, se comparten experiencias, culturas, modos de vida, sonrisas...

Retomando el hilo, llegué a Ney York y los couchsurfers Miranda, Evan y David me alojaron ensu apartamento de Brooklyn. Al principio me habían dicho que iba a compartir el salón con una pareja de alemanes, y así fue el primer día. El segundo llegaron tres estonios y un puerto riqueño, el tercero dos ingleses y el cuarto una koreana... todos compartimos salón y cultura. Miranda me contaba que así era todos los días. Ellos habían convertido su casa en un albergue donde la única moneda de pago era escribir un par de recetas de tu país en un cuaderno. Una noche me pidieron que cocinara conejo... ummm, qué receta puedo hacer para 10 personas, opté por el conejo al ajillo y conejo con tomate. Me tiré dos horas cocinando. Tuve la impresión que la gente no apreció mi trabajo. El culto a la comida que tenemos en los países mediterráneos no se comparte con nuestros vecinos los americanos. en su cultura prevalece el ready to go, comer para simplemente saciar una función vital básica. No existe el placer de compartir una comida, una botella de vino, una conversación. Así pues cada uno comió su trozo de conejo correspondiente o delante del portátil, o detrás de una revista. Habría que importar esta tradición de compartir uno de los momentos más bonitos del día.... una cena.

El tercer día fuimos a una misa Gospel todos juntos. Increíble. El organista, es uno de los más conocidos del mundo. Diseña sus propios instrumentos y los toca al mismo tiempo con manos y pies. Parecía un personaje de Tim Burton. Superblanco, con un corte de pelo inusual y vestimenta vintage. Las mujeres cantaban gospel mientras que todos los fieles bailaban. Para mí era una escena surrealista. Allí me encontré dando palmas mientras se me ponían los pelos de punta escuchando el solo que cantaba una mujer de color. Yo me preguntaba cómo esta gente puede vivir la religión de una manera tan ferviente. Pero al escuchar esas voces que inundaban toda la sala, por un momento me transporté a su mundo. Fue genial.






En el metro de New York, al igual que en las calles uno siempre encuentras personajes variopintos. Ojo a estas dos mujeres que se peleaban en medio de la carretera, semáforo en rojo, gritándose como descosidas. Yo me pregunté por qué... porque evidentemente no entendía nada de todos esos gritos, y al final unale lanzó a la otra un billete de diez dólares, escupió y se fue.

Se respira creatividad allá donde vayas. Uno de estos personajes, era otra mujer de color, gorda, con el pelo rosa encrispado que cantaba música clásica. No puedes hacer otra cosa que pararle y darle unos centavos. Esta gente se gana la vida así y es una manera muy digna. Son artistas fuera del odiado circuito comercial. Otro personaje era un tipo de unos 25 años que tocaba el violín, bastante mal, por cierto. Un negro, con una peluca de rastasde colores y unas gafas en forma de estrellas se puso a hacer una jam session con él. Un grupo de jóvenes bailaba sin parar. Así da gusto esperar al metro. Porque en NYC hay que esperar... la vida transcurre a través de las esperas. para ir a cualquier lugar tardas una hora o dos! Se pasa mucho tiempo en los transportes públicos. Al final del día estás agotado.

Agotado, pero contento, como diría Buika. Contento de haber descubierto esta gran ciudad, la ciudad que nunca duerme.




2 comentarios:

  1. Qué envidia me das, escorpiona. Últimamente viajas más que el Papa y aún no entiendo muy bien el motivo o motivos que te mueven a hacerlo, pero estoy seguro que el conocer cuturas y gentes tan diferentes te está enriqueciendo mucho.

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  2. Qué bonito, Inesilla. ¡¡¡Te estás haciendo toda una poeta callejera!!! Da gusto oir la vida respiras.

    Te mando un beso mu gordo desde los Madriles,
    Bea.

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